La consecución de un contrato predoctoral es una especie de yincana que, en ocasiones, pareciera estar diseñada para hacer realidad aquella advertencia que presidía la entrada del Infierno imaginado por Dante. Culminar con éxito ese periplo requiere de cierto nivel de preparación previa, un punto de fortuna, mucho esfuerzo y grandes dosis de paciencia. Infortunadamente, no hay fórmulas mágicas ni hojas de ruta seguras en esta carrera.
Sin embargo, en este tema, como en otros muchos, tengo la impresión de que los fríos datos no terminan de ofrecer toda la información que es necesario conocer. Por este motivo, y tratando de proporcionar una imagen lo más fiel posible a la realidad, propongo este decálogo de buenas prácticas y recomendaciones a quienes están comenzando su periplo académico, o pretendan emprenderlo en los próximos meses, advirtiendo, eso sí, que no todos los puntos del decálogo van a servir en todos los casos.
DECÁLOGO:
- La información es poder
- Conócete a ti mismo
A lo largo de la tesis uno se va conociendo a sí mismo, sus límites y capacidades. Organizarse, publicar, realizar estancias en el extranjero o lidiar con la burocracia de las universidades y los ministerios, termina por forjar cierto carácter y por curtirnos frente a las adversidades y los reveses. Sin embargo, en los compases iniciales de la etapa predoctoral no siempre se cuenta con ese nivel de resiliencia. Precisamente por ello, es importante que, desde el primer momento, seamos realistas y, sin minusvalorarnos, conozcamos cuál es nuestra situación de partida. Debemos asumir que, aunque no sea la mejor medida de la valía de una persona, las ayudas estatales que nos permitirán obtener un contrato predoctoral son competitivas y se conceden conforme a una serie de criterios y variables predeterminadas.
Por lo tanto, es positivo que, desde el primer momento, tengamos claras las opciones que nuestro expediente académico nos abre (y las que nos cierra). Asimismo, han de considerarse otros factores, como el currículum de la persona que pretendemos que nos dirija la tesis, el del grupo de investigación al que nos incorporaríamos o los recursos disponibles para poder desarrollar nuestra investigación con cierta seguridad y certeza.
Además de las variables académicas, no debemos obviar otras, como nuestra disponibilidad para desplazarnos, ya sea para hacer estancias o para realizar la etapa predoctoral en otra ciudad, o el contar con medios económicos que nos den un cierto margen para el caso de que la resolución de las convocatorias se alargue y comencemos la tesis sin tener contrato.
- Conoce las condiciones y tomarás mejores decisiones
Infórmate de todas las convocatorias de ayudas predoctorales y disecciónalas. En epígrafes previos se ofrece una imagen global de las ayudas estatales, pero siempre cabe la posibilidad de que, justo ese año, haya algún tipo de modificación en las condiciones generales que tradicionalmente se venían ofreciendo. No hay que dar nada por seguro, ni renunciar antes de empezar. Aunque sea para descartarla, lee detenidamente cualquier convocatoria a la que pueda interesarte concurrir. Si tienes alguna duda acerca de las exigencias o de la interpretación de alguna disposición, pregunta (suele habilitarse un correo para resolución de dudas). Es fundamental saber las condiciones exactas de cada proceso, pues eso te permitirá planificar los siguientes pasos con la debida calma y precisión.
- Planificación
En general, las ayudas predoctorales suelen convocarse en torno a las mismas fechas todos los años (octubre-noviembre). Teniendo esto en mente, trata de anticiparte y estar preparado/a (escribe un artículo o, más asequible, presenta una comunicación en un congreso).
Una vez ha sido publicada la convocatoria, tendrás una certeza, la fecha de finalización del primer plazo de presentación de documentación. A ese debes llegar a tiempo. No lo dejes para el último día, pues, a veces, la plataforma falla, o no guarda algún dato y hay que volver a empezar; mejor evitar sustos. A partir de ahí, se abre el abismo de la indeterminación, pues los plazos de resolución suelen alargarse mucho más de lo deseable y admisible.
Por otra parte, es importante recordar que se puede concurrir a las ayudas predoctorales sin necesidad de estar matriculado en un programa de doctorado. Dados los tiempos de resolución, realizar la solicitud el año que estás cursando el máster siempre vale la pena. Si obtienes alguna de las preciadas ayudas, podrás comenzar el doctorado contando con un contrato predoctoral. Si no lo consigues, habrás tenido una experiencia que te permitirá prepararte mejor para futuras convocatorias y, en el caso de la FPU, un informe con los motivos por los que no la has conseguido, con lo que podrás comenzar a trabajar en aquellas acciones que te permitan incrementar tus posibilidades.
- Economiza esfuerzos, sé flexible, pero ten líneas rojas
Concurrir a las diversas convocatorias predoctorales (estatales, autonómicas y de las diferentes universidades) requiere la presentación de currículums, planes de investigación y cronogramas de trabajo. Es un trabajo tedioso, especialmente porque cada convocatoria tiene sus particularidades y porque en algunas se solicita encajar el plan de investigación con unas líneas temáticas concretas.
Ante ese panorama, y para no verse abrumados por la ingente cantidad de documentación que hay que presentar en cualquiera de los procesos selectivos, es conveniente ser organizados. En primer lugar, determina a qué convocatorias quieres y puedes presentarte (recuerda que hay convocatorias que establecen causas objetivas de exclusión). En segundo lugar, trata de economizar esfuerzos y elabora un plan de investigación sólido, pero que tenga flexibilidad suficiente para poder adaptarlo a las exigencias específicas de las diversas convocatorias. De este modo, habrá un núcleo estable que no tendrás que preparar de cero para cada convocatoria.
Tener cierta flexibilidad y capacidad para reajustar los planes es fundamental en las etapas iniciales del doctorado. Esa capacidad adaptativa te permitirá maximizar tus posibilidades al acomodar mejor tu propuesta a los lineamientos específicos de cada convocatoria. Con todo, la obtención de un contrato es importante, pero no renuncies a todo. Fíjate unas líneas rojas, delinea el espacio en que te sentirías cómodo/a. Es importante tener claro qué se quiere y qué no. Solo así podrás decidir si los cambios que tengas que hacer justifican el precio a pagar.
- Paciencia infinita
La paciencia, a veces la resignación, van a ser necesarias en tus relaciones con el Ministerio que convoca las ayudas y con el centro de adscripción que te contrata. Una vez presentada la documentación, has de asumir que, a partir de ese momento, estás en manos de un gigante que tiene sus ritmos y sus procesos. Así, verás como los plazos de resolución se extienden en el tiempo de manera incomprensible, que recibes solicitudes de documentación que no entenderás a qué se deben y, lo peor de todo, no siempre encontrarás respuestas satisfactorias a por qué se produce esa situación. Esas eventualidades pondrán a prueba tu paciencia y tu capacidad de resistencia. A pesar de las circunstancias, trata de no caer en la desesperación.
- No estás solo, no estás sola
Aunque a veces puedas tener esa impresión, en esta etapa no estás solo. Hay muchas redes de apoyo a las que puedes acudir a solventar dudas, buscar consejo e información o, incluso, canalizar tus reivindicaciones para tratar de mejorar la situación de todos los “predocs”. En este sentido, y por empezar por lo más próximo, los compañeros y compañeras del programa del doctorado y las asociaciones de estudiantes constituyen una excelente primera línea de apoyo, tanto para compartir experiencias, como para ayudarte a solventar dudas respecto de trámites que, acaso, ellos hayan hecho previamente. Además, en el caso de las asociaciones de investigadores[1], te permitirán hacer llegar tus reivindicaciones a los órganos rectores de tu universidad, lo que nunca viene mal, especialmente cuando se trate de incumplimientos de lo reconocido en el EPIF o la implantación de medidas que contribuyan a la creación de una carrera científica estable y previsible.
Junto a las opciones de proximidad, no puede dejar de referenciarse las invaluables comunidades online[2] que, con las redes sociales como medio aglutinador, han permitido canalizar reivindicaciones, resolver dudas y hasta hacer llegar propuestas a los representantes políticos[3]. En el ágora virtual encontrarás un lugar en el que compartir experiencias, mantenerte informada y construir un espacio de diálogo que redunde en beneficio de todos y todas.
Por su parte, los centros de adscripción, se encuentran en una posición intermedia, a veces son los que, con sus exigencias y sus modos de interpretar y aplicar la normativa, te generarán problemas. Pero, en otras ocasiones, pueden resultar de gran ayuda a la hora de preparar una solicitud o gestionar un determinado trámite. No hay certezas con respecto a lo que te vayas a encontrar, pero son una opción que vale la pena explorar.
- Si consigues uno de estos contratos, no te relajes
Supongamos que has conseguido un contrato predoctoral. ¡Enhorabuena! Has logrado alcanzar cierta estabilidad durante los próximos cuatro años. Esto, sin duda, te ayudará a realizar la tesis con cierta tranquilidad laboral y económica. No obstante, no olvides que el contrato conlleva ciertas obligaciones (realizar los informes pertinentes o impartir docencia, con lo que deberás preparar las clases y compaginarlo con la elaboración de la tesis). Además de esas exigencias básicas, es conveniente que sigas pendiente de otras convocatorias. Por ejemplo, si quieres realizar alguna estancia, deberías estar pendiente y preparar la documentación necesaria para solicitar las diferentes ayudas que se convocan para tal fin[4].
Por otra parte, no dejes de planificar y de medir los tiempos y tu situación. Valora si estás en condiciones de defender la tesis en tres años (o en 43 meses) y, consecuentemente, convertir el cuarto año en un contrato posdoctoral. También puede ocurrir que, en tu situación, sea mejor agotar los cuatro años como contratado predoctoral. Esta es una decisión puramente personal, no pueden establecerse reglas. Has de ser tú quien decida qué es lo que más te conviene en atención a tus circunstancias. Con todo, toma muy en consideración lo que te aconseje quien te dirija la tesis.
Finalmente, no olvides que, si quieres hacer carrera universitaria, vas a necesitar acreditarte (salvo que optes por dedicarte en exclusiva a la investigación). Por ende, es bueno que vayas empezando a trabajar en los méritos que necesitarás. En la medida de lo posible, y siempre que la realización de la tesis te lo permita, trata de realizar algunas publicaciones, de asistir a congresos y presentar comunicaciones.
- Ahorra
Sé que se aleja de lo académico, pero, si tu situación personal te lo permite, intenta ahorrar. Tener ciertas reservas económicas te dará tranquilidad y margen de maniobra, y esto es fundamental, pues durante la etapa predoctoral pueden darse situaciones en las que te veas en la tesitura de tener que adelantar dinero, por ejemplo para realizar una estancia. Por otra parte, al final de la tesis, surgen ciertos gastos relevantes que hay que considerar (tasas para la defensa y para la expedición del título, impresión de ejemplares, la comida del tribunal…). Por si estas no fuesen razones suficientes, recuerda que, en el caso de que hayas tenido que agotar los cuatro años como contratado/a predoctoral, esto implica que defender la tesis te va a llevar, al menos inicialmente, al paro. Es cierto que tendrás derecho a una prestación por desempleo, pero mejor contar con un cierto colchón que te proporcione tranquilidad en esos momentos de incertidumbre.
- Si no consigues uno de estos contratos, no te desesperes ni saques conclusiones precipitadas
Si no consigues uno de estos contratos, no desesperes, es bastante normal. Trata de aprovechar las valoraciones y críticas, mejora los aspectos que esté en tu mano mejorar y vuélvelo a intentar. Si, a pesar de todo, finalmente no lo logras, no saques conclusiones precipitadas. Estas convocatorias no son una medida de tu valía o potencial como investigador o investigadora.
- No te olvides de la tesis
Puede parecer ocioso recordar lo obvio, pero durante la etapa predoctoral se plantean tantas opciones (congresos, artículos, capítulos de libro…) que existe un riesgo real de que te olvides de la tesis o, más preocupante, que prefieras “huir” de ella volcando tus energías en otros proyectos. Es muy positivo, necesario incluso, que hagas otras tareas, pero nunca pierdas de vista el cometido principal de esta etapa: terminar la tesis.
- No te olvides de ti mismo
No te olvides de ti mismo. Por encima de todo y antes que cualquiera de los puntos anteriores, cuídate. Tu salud física y mental es lo más importante, sin ella lo demás no va a funcionar.
[1] Vid. capítulo de esta obra: “La importancia del asociacionismo entre los jóvenes investigadores”.
[2] En twitter: FPU investiga @FPUinvestiga; FPIs en lucha @FPIs_Lucha o la Federación de Jóvenes precarios http://precarios.org/Qui%C3%A9nes+somos.
[3] Ejemplo de reivindicaciones conjuntas tanto de los contratados predoctorales FPU como de los FPI: https://www.fpuinvestiga.org/qui%C3%A9nes-somos/dec%C3%A1logo, (consultado el 10 de mayo de 2022).
[4] Vid. el capítulo de esta obra: “Las (pocas) ayudas para la asistencia a congresos y estancias de investigación”.
(Extracto de «Las diferentes opciones estatales de la financiación del Doctorado». En Dueñas Castrillo, Andrés Iván (dir.), Andrés Llamas, Miguel Ángel & Macho Carro, Alberto (coords.): La precariedad en la Universidad española. Un estudio en primera persona. Fundación Manuel Giménez Abad. Zaragoza, 2022. ISBN: 978-84-124487-3-3, disponible aquí).